sábado, 28 de julio de 2012

Toxina Botulínica tipo A


Hoy estuve unas horas en el Hospital Español en el DF para que me inyectaran Toxina Botulínica tipo A, oséase, Bótox. ¡Ay wey! ¿Qué dijeron? Esta va a quedar igual de guapa que la Elba Esther. Pero no, no os preocupéis, estoy tan guapísima que no necesito Bótox cosmético. Eso me lo guardaré para el día que me salga la primera arruga… ok no.
Resulta que el Bótox se usa con fines terapéuticos (me informan que para lo primero que se usó fue para el dengue). Se inyecta en personas con problemas de espasticidad, que quiere decir que tienen músculos permanentemente contraídos y esta toxina los “descontrae”. En mi caso lo usó el doctor para ver si me ayuda un poco con el problema de deglución. Dejé que me lo hicieran porque gugulié el tratamiento y Wikipedia me dio que efectivamente, el Bótox se usa para la deglución. Me inyectarían una pequeña dosis en el músculo cricofaríngeo (Ese sí guguléenlo ustedes, es uno de los chochentamil que hay por la garganta, hasta ahí llega mi conocimiento del músculo) que podría o no estar contraído, impidiendo o no el paso de alimento al esófago, y de ahí al estómago. Como verán, es una cuestión muy incierta, así que este tratamiento podría o no funcionar. Se aceptan buenos deseos, buenas vibras, pensamientos positivos, energías tipo reiki, energías tipo “el secreto”, energías tipo metafísica mal aplicada, patas de conejo, changuitos, oraciones, chones rojos o cuchillos enterrados en el jardín. Cualquiera que sea el poder mágico de su preferencia o el que mejor le funcione a la comadre de su abuelita.
Era un procedimiento sencichito sencishito, según me explicó el Doctor Zubiaur Gomar (¿a poco no también se dejarían operar por un doctor con ese nombre?) pero por más sencillo que sea, uno no puede evitar ponerse nervioso al escuchar las palabras “cirugía ambulatoria”, ¿cirugía? Pus que me van a hacer ¿o qué? Más nervioso te pones aún cuando una enfermera te pregunta de qué religión eres y lo apunta con seguridad en una hojita. Siempre me da la impresión de que van a organizar de una vez los trámites en caso de ser necesario un condominio en las alturas… una segunda enfermera confirma: ¿Católica?... ¡Sí! ¡Sí! Católica, ¿No quieren hacer los trámites con el Dios equivocado? o ¿Cuál es la insistencia? No se preocupen, enfermeras, años de formación ignaciana me han informado que el Dios es el mismo para quien sea, seguro con el que se comuniquen las atiende. Pero bueno, una vez confirmados los datos, y la historia clínica que he repetido cuatrocientas ochenta y dos veces empezaron el proceso de canalizarme para poner “el suerito”. As usual, cuatro enfermeras juntas no pudieron atinarle a una triste venita y, después de agujerarme, tuvieron que llamar al doctor para que él lo hiciera.
Una vez en el quirófano, me pusieron la mascarilla mágica con cloroformo que te duerme. Siempre es lo mismo, lo último que recuerdo es “Te va a empezar a dar sueño”. Cuando terminó todo me dejaron dormir un rato porque la anestesia general es po-ten-te. Después en unas horas me fue a dar de alta el doctor y me explicó que lo que hicieron fue meterme un tubito por la boca, levantar la faringe, inyectarme y volver a acomodar todo en su lugar. Ora ora doc, tu moch informesihon. Ya saben que yo llego, me acuesto en la camilla y dejo que me anestesien. Flojita y cooperando, pero una vez que estoy con Morfeo que hagan lo que quieran, si me desarman y me vuelven a armar no quiero escucharlo, tenkiu beri moch. Yo sé que a los doctores les parece fascinante. Disfrútenlo en silencio y a mi que me dejen echarme mi siestecita.
Ahora solo es cuestión de esperar una semana para ver si se empieza a notar algo, y en un mes me harán un estudio para saber con seguridad si funcionó para lo que se esperaba o simplemente tendré la garganta menos arrugada de la historia. Saludos mis lectores queridos. Prendan sus velitas, y cámbiense los chones… a mi déjenme el trabajo pesado (la terapia, pues) yo me despido porque siento como si alguien me hubiera levantado la faringe, inyectado y vuelto a acomodar.
El músculo cricofaríngeo y yo les mandamos un cordial saludo.

lunes, 16 de julio de 2012

Somos pintura


Había una vez un hombre y había una vez una mujer. Había también una cama. La cama era el escenario de un abrazo.
El abrazo.
Fuerte, muy fuerte, irrompible.
Eterno.
No, no era eterno.
-       ¿Por qué no podemos mezclarnos? - Preguntó él. Pregunta que no buscaba más respuesta que un beso.
-       Porque no somos pintura – Respondió ella. Maldita su obsesión de contestar preguntas incontestables.
-       Pero sí lo somos, mira.
Y ya nadie dijo nada. Porque hombre y mujer no eran sino pintura y se mezclaron hasta que las sábanas se pintaron de ellos. Llegaron el fin del mundo y el fin de los tiempos y se acabó todo lo que tenía que acabarse, excepto la cama.
Palpita, color pasión, infinita como el abrazo de los amantes.
(Que sí, sí era eterno)

viernes, 13 de julio de 2012

Sin título

Camina.
Corre.
Avanza.
Muévete… brinca, salta, ¡Haz algo!
Haz algo que estás ahí parado, inmóvil. Estás, pero no estás y voy a volverme loca.
¿Por qué no pasas? ¿Por qué no te mueves? ¿No ves que a veces te odio?  Busco, busco, espero y vuelvo a buscar.  Espero que pases y busco distracciones. Algo que me haga olvidar esta sensación en el estómago. Se aprieta, se retuerce, se llena de no sé qué, pero no son mariposas. Grito por dentro y lloro, grito más fuerte. Te ruego que camines, pero no quieres. Y como no puedo hacer nada entonces escribo; escribo para ver si en estas líneas puedo dejar un poco de esta angustia antes de que me coma viva. O se vuelva tan grande que me desborde y ya no quepa en este mundo.
Tic, tac, tic, tac… las manecillas del reloj se mueven pero tú no, ¿Por qué? Cada tic tac amenaza y promete. Y tú, inmóvil.
Ya te dije, ¡Quiero que hagas algo!
¿Que vuelvas?
No.
Todos te piden eso, pero no.
No, Tiempo, yo no quiero que regreses. Que vuelvas sería inútil. Quiero que de una vez por todas decidas avanzar y me dejes moverme a mí también. Porque me muevo, pero contracorriente, y pesa.
Busco y busco… y tú, inmóvil.

¿Por qué será que la vida mata?


¿Por qué será que la Vida mata?  Tal vez es porque ella no muere. Nos tiene envidia y entonces nos mata para experimentar a través de nosotros la muerte. Pero Ella no sabe que lo que muere es nuestro cuerpo y nuestro espíritu, como Ella, vive (¿existe?) eternamente… Yo no quiero que me sigan matando después de la Vida. Entonces espero que no haya nadie como la Vida en la muerte.